Compramos religiosamente nuestro ejemplar de la revista Madriz y disfrutamos en sus páginas de las (buenas) cosas que se pueden hacer con (mucho) dinero.
Nosotros en nuestra contraportada no contaremos con un anuncio de Cartier y además, ya me lo ha advertido el gran Gurú, "la publicidad está herida de muerte". Pero somos así de tercos. O hacemos Treintaycuatro o reventamos.
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