lunes, 12 de marzo de 2012

Moebius: El despertar




Debía tener 11, 12 ó 13 años, no lo recuerdo demasiado bien. Lo cierto es que por aquel entonces, mediados de los noventa, ya leía cómics. Muchos cómics. Principalmente historias de superhéroes donde estaba bastante claro quien era el héroe y quien el villano, historias ancladas en "continuará" infinito, más o menos épico, más o menos serio.

Quizá sea por la fecha pero recuerdo con total claridad que Moebius y yo nos conocimos un 6 de enero. Una mañana de reyes. Nos presentó mi tío, bueno según las convenciones del parentesco realmente nunca fue mi tío, porque era el marido de una prima de mi madre, pero para mi siempre fue mi tío. Desenvolví el regalo, con esa mezcla de escepticismo y emoción de un adolescente que cree haber abierto ya demasiados regalos, y encontré tres álbumes publicados por ediciones B de algo llamado Moebius. ¿Moebius? ¿Qué clase de superhéroes es Moebius? Existía un villano de Spiderman que se hacía llamar Morbius, pero ¿Moebius? ¿En qué estaba pensando mi tío, digo los Reyes Magos?

Llegados a este punto debería aclarar que mi tío, que no era mi tío, tenía pasión por los cómics. Su casa estaba llena de tomos con las reencuadernaciones de El Principie Valiente, Flash Gordon o El Víbora… y ahora yo tenía mis primeros Moebius. Supongo que lo hojeé. Supongo que al principio debió de llamarme la atención que en aquellos cómics salían mujeres desnudas, que la violencia era más cruda, como sus colores, como su trazo, como sus historias.

Mi relación posterior con Moebius fue distante. Intermitente. Hace unos años compré el Garaje Hermético. Cuando me mudé de casa lo llevé conmigo. Aún no lo he leído, pero no se me ocurre mejor momento para empezar a hacerlo.

Jaume Ros


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